Nacido en Bariloche hace 31 años, está acusado de terrorismo por la Justicia. Es defendido por la abogada de Milagro Sala.
Facundo Jones Huala es uno de los descendientes de mapuches más radicales y reclama tierras de Argentina y Chile. Nacido en Bariloche hace 31 años, estuvo mucho tiempo prófugo de la Justicia con casi una decena de causas en contra.
El Gobierno chileno lo acusa de terrorismo, tenencia de armas de fuego, incendio de propiedad con habitantes dentro y violación de la ley de extranjería. Por ello, pide su extradición.
Había caído preso por ocupar tierras de Benetton en Chubut, pero el juez federal de Esquel, Guillermo Otranto, le dictó la falta de mérito por la toma de tierras y declaró nulo el pedido de Chile.
El ex gobernador de Chubut, Mario Das Neves, que consideró a Jones Huala un guerrillero, pidió en su momento el juicio político del funcionario judicial.
“Yo no tengo nada que ver, cumpa, con lo que se dice de mí; yo soy una víctima del blanco”, dijo Facundo Jones Huala a Clarín a mediados de 2016.
El mapuche de vincha y poncho, en tanto, salió a la calle, enfrentó a la prensa y dijo: “Vamos a defender nuestras tierras de las mineras, petroleras e hidroeléctricas y vamos a expulsar a todos los terratenientes que nos mantuvieron en la miseria durante años. Del alambre para adentro solo habrá justicia ancestral.”
Su abogada, Elizabeth Gómez Alcorta, también asiste a la líder del movimiento Tupac Amaru, Milagro Sala, presa desde hace un año en Jujuy acusada por, entre otras cosas, mantener un “Estado paralelo” en la provincia del norte.
Una vida de crímenes
Es hijo de un granjero inglés y una activista indígena. Fue educado sobre la idea del despojo, sobre el concepto del aborigen desterrado que debe luchar para recuperar los territorios que les fueron quitados a sus ancestros.
Se considera a sí mismo un Weichafé (Guerrero) y sus enemigos, dice, son los huincas (blancos) capitalistas.
Llegó a Chille por primera vez en busca de medicina tradicional. Estaba siendo tratado por una machi (curandera) cuando le declaró una “guerra de fuego” a la Argentina y Chile.
Acto seguido, fundó la agrupación Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), una fracción que promueve la lucha armada para forjar una nación mapuche en la Patagonia.
Los RAM enfrentan denuncias de todo tipo por provocar más de una decena de incendios, robar ganado y atentar con armas de fuego contra empleados de la Compañía de Tierras Sud Argentino Limitado, propiedad de Benetton.
Desde el Ministerio de Seguridad afirman que durante el kirchnerismo, el ex titular de la AFI, Oscar Parrili -oriundo de San Martín de los Andes-, les habría proporcionado respaldo político y económico a este tipo de agrupaciones.
Además señalan que estos grupos recibieron millones de pesos a través del Instituto de Asuntos Indígenas e incluso de la Fundación Madres de Plaza de Mayo.
El mismo juez Otranto emitiera la orden de desalojo del corte prolongado que los RAM mantenían sobre las vías del Viejo Expreso Patagónico, la famosa Trochita. Impedían que las formaciones pudieran llegar hasta los talleres donde, con frecuencia, deben ser reparadas por su antigüedad.
El desalojo terminó con palazos, piedras y balas de goma. La Iglesia y Amnistía repudiaron los hechos. En redes sociales, se difundió como una violenta represión de la policía de Chubut contra inocentes indígenas.
Circularon imágenes confusas y audios difundidos por whatssap en los que militantes mapuches decían que la policía golpeaba a mujeres y niños. Un diputado kirchnerista llegó a difundir fotos falsas de una represión cometida en Chile.
El saldo fue de tres activistas detenidos, tres gendarmes heridos y una agente de la policía de Chubut con conmoción cerebral. Los detenidos fueron identificados como Ricardo Antihuel, Ariel Mariota Garzi y Nicolás Hala, pertenecientes al RAM Jones Huala, que sigue prófugo, con más sed de combate.