La manipulación e intimidación entre varias personalidades en un solo cuerpo lleva al film hacia un camino más aterrador.
Kevin puede parecer un hombre como cualquier otro pero dentro, esconde 23 personalidades diferentes con las que debe coexistir todos los días de su vida. Si bien todas quieren “controlar” al resto, se genera una lucha en la que comienzan a reagruparse para ayudar a que salga “a la luz” una nueva personalidad aún más superior que será capaz de causar estragos, aunque parezca sólo una fantasía.
“¡Somos grandiosos! ¡No volveremos a tener miedo! ¡Solo a través del dolor podrás alcanzar la grandeza!”.
El director de Sexto Sentido, Night Shyamalan, regresa pisando fuerte con Split o Fragmentado, un vertiginoso thriller psicológico que relata la historia de Kevin Wendell Crumb, quien padece el Trastorno de Personalidad Múltiple.
Este trastorno psicológico es uno de los más conocidos pero también, uno de los menos entendidos, incluso por los profesionales. En este film se vuelve desafiante el poder dilucidar las grandes capacidades y el magnífico poder de la mente humana. La presencia de diferentes personalidades toman el control de la conducta de una persona de forma recurrente y cada una de ellas tiene sus propios recuerdos, relaciones y actitudes.
“Las diferencias entre identidades pueden ser espectaculares, y tan grandes como la diferencia que hay entre usted y yo, o entre todas las personas de ese auditorio. Tienen distinto cociente intelectual, tienen distinta fuerza física”.
Fundamentalmente, el elemento más inquietante de todo este escenario es como estas varias personalidades interactúan unas con otras, como se manipulan e intimidan unas a otras y cómo es que hay una fuerza aún más aterradora que está ganando fuerza.
Desde el obsesivo – compulsivo Dennis a un juguetón nene de 9 años llamado Hedwig, pasando por la británica Patricia hasta el extravagante fashionista Barry, el actor James McAvoy (X-Men, Victor Frankenstein) trae a todos estos personajes a la vida de una manera innegablemente asombrosa.
Hay un montón de material para masticar, pero es una actuación que también muestra la gran agilidad y precisión de McAvoy. Él tiene que hacer cambios grandes y pequeños, a veces en el mismo aliento, y es un espectáculo enormemente atractivo y esencialmente primordial para este film que en eso se sostiene.
En una entrevista, McAvoy relató que en Fragmentado “interpreto alrededor de nueve personajes. Debía imaginar lo que es vivir con todos ellos adentro. Pero también tenía que explorar esos personajes y su experiencia en un cuerpo. Fue mucho trabajo, como prepararme para nueve películas”.
La gran Betty Buckley, más recordada como la maestra en la película Carrie de 1976, oficia como la perspicaz psiquiatra de Kevin y la argentina Anya Taylor Joy (La Bruja, Morgan), quien interpreta a una de las jóvenes secuestradas por el protagonista, es el condimento perfecto para este film y logran darle equilibrio a la trama.
La película no juega con muchos escenarios aunque logra atrapar a la audiencia en una atmósfera bastante inquietante. Sin embargo, no es un film lúgubre o perturbador. Si bien pone sobre la mesa varios elementos, no nos da todo servido en bandeja por lo que me parece interesante para que entre a jugar nuestra imaginación, nuestra curiosidad y podamos salir de la sala de cine con algo en qué pensar.
Lo más “inquietante” fue el final porque me pareció realmente desconcertante. No se entiende si es un guiño al espectador, un intento de cierre “divertido”, un chiste o si la historia pide pista para algo más.
De todas formas hay que darle oportunidad a este film que logra romper con lo que se está proyectando últimamente. Es interesante, entretenido. ¿Qué sucedería si el desorden de Kevin en realidad fuese un estado evolutivo de la mente, que simplemente no puede manejar? Tendemos a pensar que lo que no está dentro del régimen de lo normal es malo. ¿Qué tal si así no lo fuera?
“Tú eres diferente a las demás. Tu corazón es puro. ¡Regocíjate! Los heridos son los más evolucionados”.