Así fue presentado el descubrimiento en las redes sociales. ¿Verdadero o falso?
Ya hemos visto que las redes sociales facilitan una amplia difusión de falsedades con total impunidad y, muchas veces, al amparo que confiere el anonimato. En este caso le tocó en suerte al mundo animal y la protagonista pasó a ser una gigantesca serpiente anaconda con más de dos toneladas de peso y 40 metros de longitud, todo un récord.
Pero lo asombroso no termina ahí, al colosal bicho le endilgan el engullido de “257 seres humanos y 2.325 animales”. Para la tranquilidad de los lectores, postean una foto de la serpiente muerta y rodeada de gente como prueba del descubrimiento y captura de la misma tras 37 días de ferviente búsqueda por “comandos de la Royal British de África”.
Por último, y vaya detalle de ignorancia geográfica, indican que la captura se habría producido en el río Amazonas de ¿África?
Exageraciones e inexactitudes
Al margen del error geográfico, el hallazgo de una anaconda de semejante tamaño ya hubiese sido noticia en los principales portales científicos, pero no, y como se suele decir: “cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”.
El primero en desconfiar podría ser un zoólogo. Y así fue que Karl Shuker, quien además es un esperanzado criptozoólogo, estuvo entre los primeros que puso el grito en el cielo. Acostumbrado a lidiar con monstruos imaginarios que pululan en la red, Shuker no tardó mucho en desentrañar el origen del gigantesco engaño.
No sólo le llamó la atención el tamaño de la anaconda, sino también la precisión del número de personas y animales que había ingerido. ¿Le habrían insertado un “asesinómetro” para dicha determinación?, señaló Shuker con ironía. Y ni hablar del comando británico inexistente en África. También le resultó extraño que la foto mostrara un gigantesco ofidio ileso y sin una mínima señal de cómo murió. Todos los caminos conducían a una gran farsa, sólo faltaba la evidencia para confirmarlo.
Le llevó dos minutos a Shuker pasar esa foto por el filtro googleano y descubrir a la madre del borrego, o a la verdadera anaconda para ser más exacto. Ingresó a una página de biología brasileña y encontró la foto original que fue manipulada digitalmente para ser presentada en sociedad como un monstruosa serpiente inexistente.
El ignoto que creó la falsa anaconda sólo hizo una inversión horizontal de la imagen original y la superpuso en un nuevo entorno con personas a su alrededor. Luego la difundió con un texto sensacionalista y la noticia comenzó a serpentear.
Como bien concluyó Shuker: “la historia de la anaconda gigante no era más que una estafa gigante”.
Para desvirtuar definitivamente muchos mitos sobre este maravilloso animal, los invito a compartir el próximo documental que es más real que la anaconda ficticia que nada por las redes sociales.